Nuestro Nido-Luz
Cuando aquietamos los pensamientos y nos dejamos abrazar por el silencio, entramos sutilmente en ese espacio personal y sereno que nos recibe amorosamente, acompasando los latidos de nuestro corazón. Y es allí donde algo mágico y misterioso sucede porque -casi sin darnos cuenta- nos vamos deslizando suavemente hacias ese "nido-luz" que nos habita, en donde anidan la paz, la armonía y el amor; allí donde nace el perdón amoroso y genuino que da descanso al corazón.
En estos tiempos que vivimos, necesitamos sustentar la conexión con esa fuenta de Luz que vibra en nuestro universo interno, para poder ver claro, para poder vincularnos desde nuestra esencia con todos los demás seres y con todo lo que nos rodea; para poder ir al enceuntro de una convivencia armoniosa en todos los ámbitos y en todos los momentos de nuestra vida.
Vincularnos con los demás se transforma, así, en un arte, en ese don de hacer posible la manifestación luminosa de nuestra creatividad para encontrar caminos vinculados con aquellos valores esenciales que sostienen el esplendor de nuestros modos de convivir. Necesitamos hoy más que nunca, reconectarnos con nuestra esencia, con nuestra propia Luz original, que espera poder expnadirse y brillar, iluminando nuestros pasos y también, más allá de nosotros mismos. De este modo podremos diferenciar lo esencial de lo superfluo; lo urgente de lo que no lo es y darnos cuenta de la diferencia entre aquello que nace desde el ego y lo que nace de nuestra propia esencia. Así podremos sostenernos en balance, aún, en momentos agitados y difíciles.
Somos seres espirituales, emocionales, sensibles y humanos y nuestra "misión fundamental" en esta vida planetaria es tender puentes entre nosotros, entre nuestras ideas, creencias e identidades diversas; entre las distintas generaciones, entre los pueblos y las naciones... Y también, tender puentes que conecten con otras especies planetarias. Ésta es nuestra contribución amorosa a la sustentabilidad de un planeta habitable, en donde la prioridad sean los puentes y no las zanjas, las grietas y los muros.
Necesitamos hacer una pausa en el vértigo cotidiano para ir al encuentro de lo esencial, para reconectarnos con aquello que nos une como especie humana y planetaria y "reaprender" algunos modos de hacer las cosas, y de vincularnos unos con otros y con todo lo que nos rodea. Esto también requeire una revisión de nuestros modos de comunicarnos, de usar el lenguaje, las palabras, los gestos, las imágenes que compartimos en la comunicación cotidiana y profesional.
El rango de transformación que logremos depende de nosotros mismos, como individuos y como parte de una comunidad, una sociedad, un grupo cultural. Porque, a fin de cuentas, la transformación global que anhela nuestro corazón depende en realidad de la transformación personal y profunda cada uno de nosotros logre manifestar.
Aunque todo parezca oscuro alrededor elijamos encontrar ese punto de luz en medio de la oscuridad; aunque en Bien parezca desaparecer del mundo que nos rodea, elijamos encontrar lo Bueno que haya en cada uno de nosotros y en todo lo que nos rodea. Seamos conscientes de ese Nido-Luz que nos habita y sostengamos en todo momento nuestra sintonía con su vibración.
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