¿Qué es un mandala?
Es un círculo simbólico de energía que contiene infinitas formas organizadas radialmente, con el poder de ayudarnos a focalizar la conciencia y conducirnos a la integración y reorganización de nuestras partes dispersas. Representa el Universo como macro y microcosmos.
La vida es energía que se expresa a través de formas, colores, sonidos que son parte de nuestra esencia y de la esencia de todas sus manifestaciones. La constante interacción entre todas sus expresiones sostiene esa unidad invisible y consolidada que es el alma del Universo.
Ser observadores silenciosos es convertirnos en testigos conscientes de la vida misma, tal como transcurre en todos sus aspectos, incluyéndonos a todos como unidad de la diversidad.
El mundo de los sentidos y la intuición nos da la posibilidad de llegar hasta donde los pensamientos nos limitan y comunicarnos con lo visible y lo no-visible y trascender las fronteras de la mente, expandiendo la conciencia hasta captar la esencia que las formas, los colores, los sonidos, los aromas del Universo -del macro y micro cosmos- contienen como si fueran cuencos.
Dibujar, pintar, danzar mandalas del alma nos lleva a ese mundo de sensibilidad, de conexión, de trascendencia, de contacto profundo con lo sutil, lo invisible, lo efímero, lo transitorio y también, con
Un mandala es síntesis, esencia, sintonía, re-encuentro, nacimiento y renacimiento.
Cuando observamos en silencio un mandala, o lo dibujamos, pintamos o danzamos, se inicia un diálogo entre sus elementos y nosotros, una comunicación silenciosa y profunda que nos permite llegar hasta horizontes inexplorados de nuestra conciencia. Nuestro mundo interno partido va recobrando su unidad organizada y nuestra mente se abre a otros niveles de comprensión.
Un mandala con su multiplicidad de formas y colores representa la perfección del cosmos, la totalidad de nuestro ser y trasciende la idea del espacio-tiempo y de cualquier diferencia cultural y personal.
Vincularnos con un mandala es iniciar un viaje hacia el centro de nuestro ser y el centro del universo, poniendo luz en las zonas oscuras de nuestra conciencia para que florezca la sabiduría contenida en nuestra esencia.
Cada mandala es una puerta de entrada hacia nuestro universo interno.
Mandala grupal realizado por niños y adultos durante el Festival de Danzas Circulares, en Villa Giardino, en febrero de este año. Fue una experiencia única y mágica.
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