viernes, 24 de octubre de 2014

viernes, 25 de julio de 2014


Esta mañana…

Esta mañana desperté sintiendo un profundo dolor sin fronteras… como si de repente, todas las lágrimas de la humanidad habitaran mis ojos y mi corazón!!!

La guerra, la destrucción, el menosprecio por la vida; ese hábito casi cotidiano -y bastante generalizado- de culpar a otros por lo que nos pasa; esa pereza para hacer una pausa y callar, para conectarnos con el universo interno de sentimientos que nos habita y mirar en él, para descubrir…

Para descubrir, quizás, que existen otras fuentes que animan nuestras acciones cotidianas -ordinarias y extraordinarias- que son genuinas, que responden a nuestra esencia y nos ponen en movimiento, o detienen nuestros pasos; que inspiran nuestros silencios y nuestras palabras, dándoles a ellas mayor poder del que tienen las que repetimos “en automático”…

Tantas palabras e imágenes girando alrededor del planeta, muchas de ellas adaptadas para las circunstancias, que se perciben con la intención de aumentar las brechas del desencuentro, expandir los miedos y los sentimientos opacos,  tan lejanos a la vida…

Imágenes, comentarios, enjuiciamientos, reclamos, acusaciones… se multiplican -casi como un virus en epidemia-  Se imitan y retroalimentan mutuamente, se repiten… y se repiten, transformándose en “slogans”… que continúan su viaje como palabras vacías, que van perdiendo su sentido, generando parcialidades, rivalidades… pero por sobre todo, que nos van alejando de esa oportunidad maravillosa que nos brinda la vida, para encontrar el “camino del medio”, ése que nos abre las puertas de la sabiduría y nos lleva hacia una convivencia plena, comprensiva, permeable a la amorosidad, manifestando auténtica hermandad y haciendo visible y tangible la PAZ para todos los seres.

Esta mañana… me abrazó un silencio profundo y todo movimiento se detuvo sin previo aviso. Pero en esa quietud y en ese silencio, pude escuchar una voz que, nacida en los rincones del alma, me regaló este río de palabras “con corazón” para compartirlas y  poder rescatar las fuerzas necesarias para que la celebración de la vida prevalezca!!!

~Que estas palabras puedan ser leídas y escuchadas con los ojos y oídos del alma, a corazón abierto~

~25 de Julio de 2014~  

Paz, Shalom, Salam, Shanti, Paqe, Frieden, Freds, Rauhan, Paix, Vrede, Berké, Berdamai, Peace, Pau, Bake, Nerane’I, Heiwa, Spokoj, Dohiyi, He ping, Udo, Hanti, Khanaghutyun, Hau, hasiti, Mír, Mire, Laven, Pax, Hmetho, Hacana

martes, 29 de abril de 2014

Cada mandala tiene su historia...

Cada mandala tiene su historia y esa historia, es parte de la mía, de mi camino, mis vivencias… mis sentimientos profundos... de esa fuerza misteriosa que me inspira para expresarme a través del dibujo y del color.

Cada vez que la vida toca mi corazón y me conmueve, siento que ella extiende su mano y me brinda una semilla de luz, para que la haga germinar dentro de mí. Entonces, preparo un terreno especial dentro del espacio circular y allí la siembro… Y comienza una danza de formas y colores, de energías y sentimientos, que se escapan por mis dedos hacia el papel, dando vida a un nuevo mandala y de allí, llega hasta tu mundo, cuando te lo encontrás y lo contemplás.

Pero antes que cualquiera de esos mandalas llegue hasta vos, algo ocurre en mi pequeño cosmos que modifica mi fisiología, profundiza mi estado de conciencia, de percepción y me vuelve sensible a las fuerzas creativas.

Mis manos se llenan de energías lineales y coloridas; mis dedos comienzan a moverse incansablemente dentro del silencioso círculo de papel, explorando la geometría sagrada –inspiradora de cada trazo- mientras que un sinfín de sensaciones y emociones me llevan a parir formas arcoíris, pulsando la vida de un nuevo mandala.

Y así, se va gestando cada serie de mandalas, inspirada en aquellas experiencias que han hecho cantar a mi corazón, en algún tramo de mi viaje planetario.

Cada mandala nace después de un proceso -un ritual creativo, expresivo y sensorial- y cuando me quedo en silencio, contemplándolo, escucho su voz en mi corazón, que se vuelve caricia para mi alma e inspiración para mis siguientes pasos.