Inspiraciones "sin restricciones"
Hace algunos años atrás escribí una Carta abierta para la gran familia humana, en momentos de otra gran agitación planetaria. Y aquí va algo de su contenido...
“… En estos
momentos de gran agitación planetaria, en que las noticias danzan en palabras y
en imágenes alrededor de GAIA, recordemos nuestra GRAN UNIDAD. Somos miembros
de esta gran familia humana, planetaria y cósmica y lo que afecta a una
parte de ella, en realidad nos afecta a todos.
Las experiencias
de vida en estas circunstancias movilizan hasta la última molécula de nuestras
anatomías, de nuestros sentimientos y pensamientos; trascienden tiempo y
espacio hasta encogernos el corazón y tocar las puertas del alma, volviéndonos
hacia un instante de callada pausa.
Siento aquí y
ahora, que es prioridad conectarnos profundamente con ese espacio de
comunión silenciosa, de conexión con la Gran Unidad, con el amor incondicional,
con lo transpersonal, conscientes de nuestro sentido de trascendencia, para
poder percibir con mayor facilidad, hacia dónde hemos de orientar nuestros
pasos a cada instante.
Desde aquí, nos
propongo asumir con espíritu de generosidad y servicio, el
compromiso de estar plenamente conscientes de la necesidad de nuestra
disponibilidad para fines que trascienden lo personal, que hacen al Bien Común
y facilitan nuestra flexibilidad para adaptarnos rápidamente a los giros de las
circunstancias y hacer nuestra parte, en el Gran Contexto en el que todos vivimos….”
Son tiempos de alta sensibilidad, en los que las despedidas silenciosas y las distancias no buscadas duelen en lo profundo. Son tiempos de añoranzas... de los abrazos y las manos dadas; de las miradas de cercanías, de las palabras susurradas al oído, de los ritmos superpuestos, de los viajes a distancias... Son tiempos con rutinas cambiadas, con silencios largos, con nostalgias de encuentros en vivo, de familias y amigos reunidos para alguna celebración o simplemente, porque sí.
Son tiempos en que las emociones están expandidas y muchas veces, desbordadas; tiempos en que las habilidades personales se han manifestado en formas impensadas y nuestros encuentros casuales para compartir algún café con confidencias, se transformaron en citas virtuales, en videos-llamadas, en espacios llenos de caras y pantallas en miniatura... Y sentimos que nada reemplaza las presencias corpóreas de cercanías físicas...
Pero la vida sigue su curso y precisamos danzar sus nuevos ritmos, sintonizarnos con su "groove" para poder "sanar".
Ha quedado al descubierto la imperiosa necesidad de fortalecer y sustentar nuestra expansión espiritual -nuestra espiritualidad- y caminar hacia la recuperación de nuestra calidad humana y planetaria, para transformarnos en una humanidad "más humana", más espiritual, más compasiva y más consciente para poder "sanarnos".
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